Hace más de tres años escribí esto sobre Ibrahima Balde: Con libro, pero sin papeles.
Esta mañana me he despertado escuchando la entrevista que Javier del Pino ha hecho a Ibrahima Balde y Amets Arzallus en el programa A vivir de la Cadena Ser.
Ibrahimaren paperak, apunte hau euskaraz.
Javier del Pino ha anunciado que, finalmente, Ibrahima ha conseguido los papeles y que el día 28 vuela a su país natal, Guinea-Conakri, donde se reencontrará con su madre y sus dos hermanas. A la pregunta de si tenía hecha la maleta ha contestado con una sonrisa: «Hace una semana».
Amets Arzallus, el escritor y voluntario de Irungo Harrera Sarea que puso negro sobre blanco el testimonio oral de Ibrahima en el libro Hermanito (original en euskera Miñan), ha respondido lo siguiente sobre si ha resultado costoso conseguir los papeles:
«Bueno. Sí que es bastante costoso. La verdad, si no lo hubiera conocido de primera mano, no lo hubiera imaginado (…) Una vez que te deniegan el asilo, como a Ibrahima, y quedas en situación irregular, digamos que sin papeles y en riesgo de expulsión, estás a la espera de ese arraigo social que tienes que esperar, por lo menos, tres años o más para poder solicitarlo».
«Después de esos tres años, que tienes que pasarlos siendo transparente, empieza un laberinto burocrático largo y caro que la gente ni se imagina. Por poner un ejemplo, te mencionaré un papel: tienes que traer tus antecedentes penales de tu país. En nuestro caso, con Ibrahima, de Guinea. Pero esos antecedentes tienen que venir con los sellos en cada recto y verso del Ministerio de Asuntos Exteriores de Guinea y del Consulado español de Conakri».
«Todo lo que nos ha costado cada golpe de sello del consulado español es inimaginable. Se les pagó, pero no entregaban los papeles».
«Cuando ya llegaron a mi casa, habían transcurrido más de tres meses. Entonces, los antecedentes penales ya no valían porque habían caducado. Pues, vuelta a empezar. Y cada paquete que mandas a Guinea-Conakri a través de DHL te cuesta, por lo menos, 70 euros. La vuelta, otro tanto».
«Los antecedentes penales los tuvimos que sacar tres veces, porque cada golpe de sello lo cobraban bien, pero luego los dejaban caducar. Y estoy hablando del Consulado español de Guinea-Conakri».
«Yo, ahora, cuando oigo que el migrante se aprovecha del sistema, lo único que puedo decir, y tengo pruebas para defenderlo, es que el único que se aprovecha aquí es el sistema; nuestro sistema se aprovecha del migrante de todas las maneras posibles, desgraciadamente».
Y estamos hablando de una persona migrante cuyo caso es público y notorio. Hasta tal punto que Ibrahima y Amets fueron recibidos por el papa Francisco. «Un encuentro extraño entre un ateo, un musulmán y el papa», sentencia Amets.
A pesar de todos los pesares, hoy toca alegrarse de que a alguien como Ibrahima le vaya bien.
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