Tal y como se han ido los turistas, ¿al final del verano la pareja también dejará la ciudad?
Se ha terminado el verano formalmente y, con el cambio de estación, los recuerdos pasarán al baúl de los mismos, aunque la mayoría se perderán como se escapa el agua fregadera abajo.
¿Se irán los turistas? La mayoría parece que sí, pero otros vendrán a ocupar su sitio, seguramente en menor cantidad.
¿Marchará también la pareja protagonista de estas líneas? Creo que sí.
Durante muchos días de este verano, me he encontrado con una pareja de sintecho delante de la terraza donde he tomado café las mañanas laborables.
El hombre era muy delgado y alto. He visto como le han crecido la tristeza y las ojeras día a día. Diría que su delgadez también lo ha hecho, reflejada sobre todo en los huesos de la cara.
Me atrevo a decir que cuidaba más de su pareja que de sí mismo.
Tiraba una manta en el suelo, y le hacía tumbarse encima. Luego echaba agua de una botella en un platito. Un día vi cómo le daba crema, una especie de pomada.
Cuando acababa todas las operaciones, nuestro hombre se sentaba en el suelo. Ponía otro platito para que los viandantes aportaran alguna que otra moneda.
No he cruzado palabra con ellos en todo el verano. No he echado una mísera moneda en el plato.
Entonces, ¿por qué escribo de ese hombre y de su perro aquí?
Ni idea.
Etxerik gabeko bikote bat, apunte hau euskaraz.
Subido originalmente al blog Pedradas en las Voces Amigas de Javier Ortiz: Una pareja de sin techo.