Un par de amigos gallegos han pasado unos días en casa. Los hemos paseado por la tierra y parece que han andado a gusto. La visita más especial fue la que le hicimos a la pastora Josebe Blanco
Tal y como he dicho, hemos andado con Xepe y Celia por algunos parajes de Euskal Herria: Donostialdea, Behe Bidasoa, Baztan, Lapurdi, la costa guipuzcoana y el Flysch, Ondarroa, Mendaro, Altzo, Bilbao… y el caserío Pikunieta de Antzuola.
Subimos a Pikunieta porque le debía una visita a Josebe Blanco y que mejor ocasión que hacerlo acompañado de estos dos amigos (Josebe tiene orígenes gallegos). Cuadramos las agendas y nos presentamos sin echar mano del GPS.
Charlamos durante un par de horas de las cosas del caserío: dónde y cómo vive la familia; qué hay en los alrededores; si la explotación de las coníferas fuera poco, otros dos grandes peligros que acechan (los eucaliptos y los parques eólicos industriales); los pastos; el corral; la quesería….
Josebe habló en gallego (dice que lo tiene oxidado, pero a mí me pareció que hablaba bastante suelto) y dijo bastantes cosas de fundamento. Algunas de ellas siguen dando vueltas en mi cabeza desde entonces.
Recordaba una vista de Oier Aranzabal, cuyo resultado fue un capítulo del podcast Barruan gaude: Josebe Blanco, Pikunietako artzaina. He vuelto a escuchar el diálogo que mantuvieron y me ha vuelto a parecer destacable este fragmento (a partir de los 11 minutos de la charla, más o menos).
«Tengo un amigo, muy-muy amigo. Tendrá unos veinte años más que yo, y es un hombre muy sabio. ¡Impresionante! Sabe sobre animales, sabe cómo coser una herida, sabe atender un parto, sabe cuidar los tomates, sabe hacer conservas, sabe hacer leña, y sabe hacer carbón. Bueno, pues este hombre me dijo una vez: `¡Jo! No sé, tengo que escuchar una y otra vez que soy más tonto que tonto, que no tengo cultura’. Dice en castellano: ‘Yo no tengo mucha cultura, yo tengo agricultura».
Y es que como suele decir Jakoba Errekondo, atendiendo al origen etimológico de la palabra, una persona culta ha de saber cultivar la tierra.
Al propio Jakoba le he escuchado también la importancia de la cultura del queso y sus variedades, sinónimo de riqueza. En Pikunieta les gustaba el queso azul y comenzaron a producirlo. Lo probamos el otro día y estaba que te mueres.
En el verano de 2021, el diario Berria publicó una entrevista de Enekoitz Telleria: «Gure bizitzaren gaineko boterea supermerkatuei eman diegu». La traduje en su día y ahora ya está en este blog: «Les hemos dado a los supermercados el poder sobre nuestras vidas».
He vuelto a releerla. Traigo aquí este párrafo como botón de muestra:
«Trabajar en lo ecológico consiste en que nosotras nos adaptamos a la naturaleza, trabajamos con ella, no al revés. En nuestro caso, nos tenemos que adaptar al ritmo de las ovejas y no las ovejas a nuestro ritmo. Te pondré un ejemplo: en el modelo ecológico, yo no entiendo cómo se puede esquilar las ovejas dos veces al año. Eso es algo cada vez más extendido en el País Vasco. No entiendo que eso se pueda a dar en lo ecológico. Si yo rapo a las ovejas en octubre o en noviembre, esas ovejas no saldrán afuera. Y aquí tenemos el clima que tenemos».
Acabo con un vídeo que sirve como documento del concierto que Anari dio en Pikunieta en noviembre de 2017. Epilogoa se llama la canción.
Si queréis seguir rumiando, aquí tenéis la crónica de Anartz Bilbao y Beñat Hach Embarek Irizar. Está en euskera.
Landa eremuko jende jakintsua, apunte hau euskaraz.